El fútbol es el deporte rey y lo vemos como un lugar adecuado para los más pequeños donde pasarlo bien. A pesar de esto, podemos ver cada escaso tiempo situaciones violentas en los campos con niños delante, insultos a los árbitros con una normalidad que hasta los pequeños imitan, o peleas de padres en los encuentros de fútbol base. Ante esto surge una pregunta incómoda para los amantes del fútbol y del deporte en general (las peleas, insultos y demás no sólo se reproducen en el fútbol), ¿son adecuados para la educación de los niños los valores del deporte actual?
Este tema de discordancia fue uno de los más comentados en el Foro Ertheo de Bullying y Deporte, que contó con la visión de un experto en psicología del deporte, Antonio Hernández Mendo, Catedrático de Psicología del Ocio, Actividad y Deporte. Para conocer más a fondo cómo es realmente la educación en el fútbol base, Mendo acudió junto a Ángel Andrés Jiménez Bonillo, el «Árbitro de la Paz«, famoso por su trabajo intentando cambiar los valores del deporte que se transmiten en categorías inferiores, con sanciones antes las actitudes negativas en los campos de fútbol.
¿De verdad creemos que el deporte educa correctamente a nuestros hijos?
La creencia de que nos encontramos en una crisis de valores seguro la tenéis muy presente en vuestro entorno social, pero Mendo desechó esta teoría opinando que lo que llamamos «crisis de valores» se sucede desde los tiempos de antes de Cristo, y no lo dice basándose en sus propias investigaciones, para fundamentarlo expuso frases de antiguos filósofos como Sócrates, que expresaban como la juventud de su época no creía en nada ni respetaba ciertas normas y necesitaba más educación.
Tras esta rara introducción que dejó un poco sorprendidos a los propios alumnos de psicología de Mendo que se encontraban en la sala, el catedrático lanzó la pregunta: «¿Es el deporte bueno realmente?». Antes de que cada uno respondáis, debemos diferenciar los valores del deporte con los valores de la educación física, ya que la educación física se refiere al ejercicio en sí. Volviendo a la ponencia de Hernández Mendo y a su pregunta, el catedrático en psicología demostró la violencia que se vive en el deporte y llegó a su propia conclusión: “Si este es el deporte con el que vamos a educar, mejor que no hagan deporte”.
Antes de provocar un descontento entre los defensores del deporte y sus valores, Mendo aclaró su postura y su crítica: “El deporte es un escenario neutro, lo hacen bueno o malo los deportistas”. Su afirmación tiene una gran validez, ya que en muchas ocasiones la violencia y la falta de respeto en el deporte la provocan los propios jugadores o entrenadores. Para el psicólogo, el deporte “no crea buenas o malas personas” y justifica su idea de que el deporte no es bueno por sí solo ya que se necesitan profesionales de otros ámbitos para regularlo, sean abogados para defender a personas insultadas o psicólogos para tratar la presión en los jugadores.
En cuenta a la educación en el deporte, el catedrático enumera unos factores de sociabilidad que incluyen en el comportamiento de un profesional, joven o niña, figuras que pueden repercutir en la autopercepción y motivación de uno mismo, muy relacionado con las actuaciones de realizamos en nuestro día a día.
Otra de las conclusiones de Antonio Hernández Mendo que explicaban en gran medida los problemas del deporte profesional tiene que ver con la competitividad, muy importante en un mundo donde todos quieren ganar cueste lo que cueste. “La competición es buena, pero si se enseña a ganar y a perder”, una afirmación que se debe aplicar más en los clubes deportivos de todas las categorías.
Los padres y su comportamiento en las actividades deportivas
En este blog hemos hablado con anterioridad de la violencia en el fútbol base y el mal comportamiento de los padres, una problemática contra la que siempre debemos luchar entre todos. Siempre se habla de la importancia del compañerismo en el deporte, ¿y cuándo recordamos a los árbitros? La visión de los colegiados siempre se deja a un lado, no se le tiene mucha importancia, y en un evento sobre el acoso también debemos recordar el que sufren los árbitros en el deporte. De esto se encargó el “Árbitro de la Paz”, Ángel Andrés Jiménez Bonillo, que durante toda su carrera en el fútbol base se hizo famoso por combatir a los insultos en los terrenos de juego.
Su andadura comenzó en 1994, a sus 16 años, y ya desde el primer momento observó que el respeto en el deporte brilla por su ausencia en muchas ocasiones. Insultos, amenazas e incluso agresiones físicas, estos son algunos de los improperios que recibió hasta 2002, año en el que dejó de lado el mundo del fútbol y donde le convencían de que todos las difamaciones que le gritaban eran normales en el deporte. Pero en su vuelta al arbitraje en 2006 cambia su actitud desde el primer momento y toma la decisión de llevar a cabo su idea de luchar más intensamente contra los insultos, cambio que se produce por es una historia espeluznante que le sucede en un campo de fútbol:
Los jugadores en muchas ocasiones toman decisiones equivocadas o tiene fallos durante los encuentros, errores que suelen pasar desapercibidos minutos después. Ahora bien, ¿y si hablamos de los errores arbitrales? Aquí es donde hacía hincapié Ángel Andrés antes de todos los partidos que dirigía hace unos años, donde con una pequeña charla explicaba a los pequeños que a pesar de querer hacerlo bien podría tener un error, comparándolo con un fallo de los jugadores sin intención.
Con esta filosofía y estos valores deportivos y sociales, el “Arbitro de la Paz” promulgaba su mensaje por todos los campos con una camiseta en la que se leía el mensaje “¿Insultarías a tu hijo?”. Gracias a esto fue conocido nacionalmente, pero esa burbuja no contó con el apoyo de los clubes y presidentes, que siguen pensando en el ganar a toda costa. Bonilla, ya retirado y trabajando como profesor, condena cada semana en un periódico local de Málaga los engaños de los jugadores para llevarse la victoria y defiende a capa y espada el “ganar con honor”.
Para conocer más la larga experiencia del «Árbitro de la Paz», le preguntamos sobre la educación a través del deporte y su visión del fútbol base actual, donde ya no arbitra desde hace unos años.
⇔ ¿Crees que desde que comenzaste a luchar en contra de los insultos a los árbitros hace ya más de 10 años ha cambiado algo en el fútbol base? ¿Las instituciones luchan más en contra de esta lacra?
Sin duda, ha cambiado menos de lo que debería. Las instituciones no acaban de prestar a los valores la importancia que merecen. Da la impresión de que el fútbol es un terreno intocable y de que el negocio está por encima de todo, cuando no debería ser así.
⇔ ¿El fútbol es un buen ambiente para crecer? ¿O deben cambiar algunas cosas?
Tal y como está ahora, a nivel educativo no es el mejor deporte en el que se puede enrolar un niño o una niña. Tendrían que cambiar sobre todo dos aspectos: condena firme de cualquier muestra de violencia (física o verbal) y persecución de la misma, y respeto absoluto por la auténtica deportividad, es decir, no querer ganar de cualquier manera (fingiendo y tratando de engañar al árbitro, por ejemplo), sino siempre respetando a rivales, árbitros y principios morales fundamentales.
⇔ ¿Has visto casos en los que chicos o chicas de ciertos equipos increpaban en exceso a jugadores del otro club?
He visto, sí, casos en los que chicos o chicas mostraban comportamientos no respetuosos, tanto en el campo como en las gradas; pero he visto muchos más casos de adultos que han protagonizado escenas lamentables, ya sea viendo jugar a sus hijos o teniéndolos al lado como espectadores. Esta realidad es tristísima, pues los principales modelos para los jóvenes son, lógicamente, los adultos que tienen cerca, empezando por sus padres.
⇔ ¿Te has visto obligado a denunciar a padres o jugadores por violencia contra ti arbitrando algún partido?
Sí, una vez denuncié a un espectador (familiar de un jugador) por pegarme un puñetazo. Además, una vez que empecé a parar los partidos por insultos desde las gradas, en varias ocasiones suspendí partidos temporalmente y llamé a las Fuerzas de Orden Público.
⇔ ¿Dejaste el arbitraje por descontento del ambiente que recibías cada fin de semana o por otra razón?
Cuando empecé a parar los partidos por insultos (lo que provocó ese apodo de “Árbitro de la paz”), el ambiente en los partidos que yo arbitraba era muy bueno, pues, de lo contrario, el partido no se celebraba, lo cual era sabido por todos los participantes y por los espectadores. Por tanto, no fue el motivo de mi retirada. Simplemente, pensé que era mi momento. Ahora bien, las federaciones y los comités de árbitros jamás respaldaron mis iniciativas ni intentaron promover la verdadera lucha por los valores en el fútbol. En este sentido, tuve que luchar a contracorriente.
Al Foro acudieron también la Delegada en Andalucía de la Fundación Alia2, Marta González, y el CEO de DeporLegal, Jesús Corrales, que hablaron sobre la relación de los padres e hijos con Internet y el acoso en redes sociales. Si quieres saber de qué hablaron, entra y descubre los errores de los padres y madres a la hora de educar en el uso del móvil a sus hijos.