El baloncesto es uno de los deportes de equipo más practicados y afamados del mundo. Miles de deportistas y aficionados de todos los países disfrutan diariamente de este deporte, ya sea practicándolo o siguiéndolo por la televisión. Su juego grupal rápido y dinámico, lleno de actividad y movimiento, atrae hasta las canchas de baloncesto a deportistas de todas las edades que buscan pasar un buen rato mientras practican deporte.
El paso de los años ha demostrado que jugar al baloncesto de forma habitual desde una edad temprana produce grandes beneficios físicos y psicológicos que permiten un desarrollo cuerpo-mente equilibrado. Por eso cada vez son más los padres que deciden apuntar a sus hijos a equipos de baloncesto y así potenciar las habilidades deportivas de los más pequeños de la casa mientras se divierten.
La gran duda de los padres surge al plantearse cuál es la edad ideal para que su hijo o hija comience a jugar al baloncesto. Los expertos en deporte, y concretamente en baloncesto, afirman que la mejor edad para comenzar a practicarlo está en la franja de los 5 a los 9 años. Cuando el niño cumple 5 años ya ha desarrollado gran parte de sus habilidades psicomotrices básicas, y cuenta con una buena capacidad de coordinación y atención. Esta edad es perfecta para comenzar a practicar los movimientos básicos del baloncesto como pasar, tirar, botar y moverse por la pista, adaptando los materiales y ejercicios a su edad. Con niños de esta edad el objetivo no es mejorar la técnica y la táctica sino hacer que se divierta y se familiarice con el material de juego y con las dimensiones de la pista.
A medida que el niño va creciendo y desarrollándose es posible ir aumentando la dificultad de los entrenamientos. Normalmente no es hasta los 7 u 8 años cuando se comienzan a aplicar las reglas básicas de juego y se puede iniciar una práctica más competitiva, empezando a realizar partidos contra otros equipos.
En los niños que comienzan a jugar al baloncesto a una edad adecuada y siguen los pasos indicados para un buen desarrollo, los beneficios físicos que se producen son bastante llamativos. Se fortalecen sus músculos y huesos y se desarrollan sus habilidades motoras básicas, aumentando su rapidez, su equilibrio, su resistencia y su coordinación. También se desarrollan otras capacidades psicológicas como la concentración, la atención, la confianza o el autocontrol. Además del evidente desarrollo físico y psicológico, los niños que practican baloncesto desde pequeños también muestran un gran desarrollo personal y social. Jugar al baloncesto habitualmente potencia valores como el compañerismo, el trabajo en equipo, el respeto y la solidaridad.
Como ocurre en todos los deportes infantiles, la edad ideal para que un niño comience a practicar baloncesto depende más de sus características, desarrollo y capacidades. No respetar los deseos y habilidades de cada niño puede suponer que tras unos años de práctica del baloncesto el pequeño se frustre y acabe abandonado este deporte. Por eso, ante todo lo más importante es asegurarse de que el chico o la chica disfruta jugando y se toma esos minutos como un premio más que como una responsabilidad.