Los trastornos emocionales en los jóvenes
Una conducta de aislamiento de los grupos primarios es perjudicial a cualquier edad. El ser humano es un animal social y precisa de estos círculos más próximos,
compuestos principalmente por familia y amigos. En el caso de los niños y jóvenes, que aún están en desarrollo, las consecuencias se agravan, pues de alguna forma se les está atrofiando la inteligencia emocional al no desarrollar determinadas habilidades que de forma natural se aprenden en las relaciones más básicas.
Algunos profesionales como Carlos Hue, doctor en ciencias de la Educación y psicólogo, preocupados por este tema, alertan de los peligros: “Se les está privando de la capacidad de manejarse en un contexto interpersonal a nivel de ligar, en una entrevista de trabajo o en el contacto familiar y con amigos”. De hecho, Hue da un paso más al recomendar que los centros educativos se preocupen por el desarrollo de estos aspectos emocionales, incluso por encima de otros más intelectuales o racionales, ya que, a su entender, no sirve de nada “que estén bien preparados en matemáticas o lenguaje pero que no sepan comunicarse y establecer relaciones”.
En este contexto aparece un nuevo elemento que viene a empeorar más si cabe estas deficiencias y trastornos de apego ya existentes, y son las nuevas tecnologías.
Generación Mute: ¿Qué está pasando a nuestros jóvenes?
La Generación Mute es el nombre que psicólogos, pedagogos, sociólogos o medios de comunicación llevan un tiempo utilizando para denominar a aquellos jóvenes y adolescentes cuya adicción a los móviles les lleva a estar en “silencio” (del inglés: mute) la mayor parte del tiempo y comunicarse preferentemente a través del móvil u otro dispositivo electrónico. Son nativos digitales, y se mueven con soltura de manera intuitiva en cualquier aplicación, pero sus preferencias apuntan más bien a aquellas de mensajería instantánea: WhatsApp (la más utilizada y extendida), Facebook Messenger, Telegram…
Si lo pensamos bien, hay que reconocer que cualquiera de nosotros utiliza estos canales para comunicarse en un momento dado, aunque, si eres padre o madre de un adolescente que encaje en este perfil, sabrás perfectamente a qué nos estamos refiriendo: es más fácil hablar a través de mensajes que en persona. Y esto, que podría parecer normal en un joven a esta edad, se agrava cuando detectamos que tampoco habla con sus compañeros o amigos, lo cual sería lo más natural. Su miedo no es quedarse sin amigos, o no ser aceptado, sino quedarse sin el móvil, algo que, dada su frecuencia, también tiene ya nombre: nomofobia (no-mobile-phobia).
La adicción a las nuevas tecnologías y la toma de conciencia
Los expertos no dudan: la adicción a las nuevas tecnologías es una realidad al alza. Los psicólogos se especializan, se imparten cursos enfocados en ello y el sistema sanitario lo identifica y reconoce como una dependencia más. Este problema no es exclusivo de niños o adolescentes, pues muchos adultos también pueden desarrollarla, si bien es verdad que los más jóvenes son especialmente vulnerables.
Dadas sus habilidades y su inmersión digital, adolescentes y jóvenes son el grupo más numeroso en este tipo de adicción, y aquí es donde los padres, familiares y amigos tienen la obligación de estar atentos para poder identificarlo a tiempo, ya que la única forma de resolver un problema es reconocer que tal problema existe.
Una vez confirmadas nuestras sospechas, hay que hablar con ellos, comunicarle nuestras observaciones, aun a riesgo de que se enfade y lo niegue, y si fuera necesario recurrir a la ayuda de un profesional o terapeuta.
El primer paso es observar la conducta de nuestros hijos, por si detectáramos cambios en su comportamiento. Estas son algunas “señales” que pueden ponernos en alerta:
- Falta de control e impotencia al no poder usar los dispositivos electrónicos.
- Irritabilidad y angustia, que puede llegar a la agresividad si se les aparta de ellos.
- Abandono de actividades que antes disfrutaba. Ahora solo quiere estar en casa jugando o con su móvil.
- Consecuencias familiares, escolares y sociales, con más conflicto y desapego. Una desadaptación social en estos casos hará que se encierren aún más en su mundo virtual, creándose un círculo vicioso del que les costará cada vez más salir.
- Trastornos del sueño, ya que se interrumpe el ciclo natural. Lo más importante para ellos es seguir jugando, o pendientes de la pantalla por si entra un mensaje nuevo.
- Estilo de vida sedentario, que además de ser un indicativo de alarma es también un problema serio de salud.
Sedentarismo y las nuevas tecnologías
El sedentarismo, como consecuencia de un uso descontrolado de las nuevas tecnologías, por su relevancia, merece un capítulo aparte, ya que puede derivar en cuadros de ansiedad o depresión. O dicho de otro modo: hay trastornos metabólicos que van más allá del daño físico como la obesidad o la prediabetes, enfermedades que aparecen cada vez en edades más tempranas.
Y de nuevo es la pescadilla que se muerde la cola: estoy todo el día sentado, comiendo mal, sin moverme frente a una pantalla, y como me veo gordo me da vergüenza salir, por lo que no salgo, y paso más tiempo delante de la pantalla, comiendo más para satisfacer mi frustración, y engordando más…
Deporte, la mejor medicina
La mejor medicina que se puede recetar para estos casos es realizar cualquier actividad física, ya que, además de prevenir este tipo de conductas, ayuda a superarlas y a evitar las recaídas. Entre sus innumerables ventajas en estos casos, podemos destacar:
- Aumento de la seguridad y la autoestima, lo que conlleva un aumento del bienestar general.
- Disminución del estrés, la ansiedad y la depresión.
- Mejora de la condición física y los factores de riesgo asociados a su deterioro.
- Aumenta del apetito y el sueño, potenciando hábitos de vida más saludables.
- Mejora del equilibro y la coordinación.
- Ayuda en las relaciones sociales y comunicativas, especialmente con los deportes en grupo.
Deportes de equipo como el fútbol o el baloncesto, o integrarse en un club, de atletismo o kárate (por poner solo algunos ejemplos de las infinitas posibilidades), tienen un valor añadido, puesto que se suman, a las ventajas del ejercicio físico, los beneficios que supone el sentimiento de pertenencia a un grupo como el apoyo y el compromiso.
En nuestra sociedad, el fútbol es, sin discusión, el deporte más extendido, más seguido por los aficionados y más practicado por los jóvenes desde el colegio. Esta proximidad puede facilitar un primer acercamiento, una primera toma de contacto que, con un poco de perseverancia, puede dar muchos y muy buenos frutos, todo lo cual lo hace altamente recomendable en cualquier circunstancia, pero especialmente si queremos ganar la batalla a las ciberadicciones y a la dependencia de las nuevas tecnologías.
Referencias
Nuevas generaciones digitales: generación Mute
[https://www.eae.es/actualidad/noticias/nuevas-generaciones-digitales-generacion-mute]
La generación «mute» o jóvenes que prefieren los mensajes o los audios antes que las llamadas
[https://www.cartv.es/aragonnoticias/espana/la-generacion-mute-o-jovenes-que-prefieren-los-mensajes-o-los-audios-antes-que-las-llamadas-14657]
Adicción a las nuevas tecnologías: el peligro psicológico de las redes y el internet
[https://www.mundopsicologos.com/articulos/el-peligro-psicologico-del-abuso-de-las-nuevas-tecnologias]
¿cómo ayuda el ejercicio físico a superar una adicción?
[https://lamenteesmaravillosa.com/como-ayuda-el-ejercicio-fisico-ayuda-a-superar-una-adiccion]
¿Cómo reconocer una adicción digital en la adolescencia?
[https://www.guiainfantil.com/educacion/nuevas-tecnologias/como-reconocer-una-adiccion-digital-en-la-adolescencia]
El impacto del fútbol en niños
[https://www.ertheo.com/blog/impacto-futbol-ninos]